¿Por qué podemos integrar la música para conseguir una educación emocional con nuestros hijos?
La música no es más que una sucesión de ondas sonoras que atraviesan el aire y llegan a nuestros oídos. Desde ellos, esta información sonora viaja hasta nuestro cerebro, donde se decodifica, para cobrar sentido.
Y es ahí donde intervienen las emociones, que convierten la música en algo comprensible. De hecho, éstas y la música comparten la misma región del cerebro.
La música es muy poderosa a la hora de activar nuestras estructuras emocionales en el cerebro, y estas pueden ser modeladas gracias a las emociones que provoca la música. Es por eso que se puede aplicar como terapia para problemas como la depresión, el estrés postraumático, etc. Y por ello también personas con autismo se comunican mejor a través de ellas que a través de las palabras.
Por otro lado, al escuchar música se activan las zonas del cerebro encargadas de la empatía. En estas zonas se encuentran las neuronas espejo, que actúan reflejando las acciones e intenciones de los demás, como si fueran propias. Por ellas, somos capaces de sentir la alegría o el sufrimiento del otro: por eso la música es capaz de tocar nuestras emociones y crear lazos sociales. Porque nos permite compartir sentimientos.
Por todo esto, sabemos científicamente que la música es un arma poderosa en el tratamiento de las emociones, y nos ayuda a expresarlas y compartirlas.
Así que es una buenísima herramienta para trabajar en casa con nuestros hijos, pero también con nosotros mismos.
A continuación, os dejo una lista de cosas que podemos conseguir utilizando la música como herramienta para una educación emocional:
- Detectar nuestras propias emociones y ponerles nombre
- Conectar con ellas
- Relajarnos cuando nos encontramos en estado de nerviosismo
- Activarnos cuando lo necesitemos
- Aprender a auto generarnos momentos de placer.
- Descubrir formas de expresar nuestras emociones y sentimientos: verbalmente, artísticamente, corporalmente…
- Detectar las emociones de los demás
- Empatizar, conectar y respetarlas
- Validar todo tipo de emociones, propias y ajenas, contribuyendo a un mundo más respetuoso y plural
- Dar cabida a todo tipo de identidades y sentires
- Trabajar la empatía, la cooperación y la comunicación con los demás
- Favorecer la creatividad y la imaginación
- Crecer en la sensibilidad
- Aprender a valorar la Belleza
A partir del 21 de febrero estaré impartiendo un curso sobre música y educación emocional para madres y padres con sus hijos, en la red Civivox de Pamplona. Si te interesa el tema y no has conseguido plaza, así como si eres de otra ciudad, déjame un mensaje y te informaré de próximos cursos.
Y tú, ¿utilizas la música como herramienta para canalizar las emociones en casa?
Está claro que la música constituye una inestimable ayuda en mi vida. Bastón de apoyo, tanto en momentos de alegría como en los no tan alegres. Comparto totalmente el punto de vista.
Lo mejor de ese bastón de apoyo es que ayuda a sacar, a validar, a hacer tangible y a expresar lo que a veces no podemos expresar con palabras. Canaliza nuestro mundo interior y ayuda a ponerle orden, a entenderlo y a abrazarlo. Y eso, como bien dices, es una ayuda inmensa.
Muchas gracias por tu comentario, Andrés!
Curioso y potente poder el de la música. Y además sobre todas las personas, independientemente de su cultura, raza, sexo, religión, ideología… vamos, de todas las cosas por las que tendemos a distanciarnos los humanos. Sin duda tiene algo de animal.
Interesante lo que dices, Iñigo.
Hay algo que sobrepasa todo eso que aparentemente nos distancia. Y nos une, abrazando nuestras diferencias y haciendo patente que también tenemos muchas similitudes.
Muchas gracias por comentar, Iñigo!